La peste porcina africana

La peste porcina africana

La peste porcina africana (PPA) es una enfermedad viral hemorrágica altamente contagiosa de los cerdos domésticos y salvajes, que es responsable de graves pérdidas económicas y de producción. Esta enfermedad animal transfronteriza (ETA) puede transmitirse por cerdos vivos o muertos, domésticos o salvajes, y productos porcinos; Además, la transmisión también puede ocurrir a través de alimentos contaminados y fómites (objetos no vivos) como zapatos, ropa, vehículos, cuchillos, equipos, etc., debido a la alta resistencia ambiental del virus de la PPA. Actualmente no existe una vacuna aprobada para la peste porcina africana. La prevención en países libres de la enfermedad depende de la implementación de políticas de importación apropiadas y medidas de bioseguridad, asegurando que ni cerdos vivos infectados ni productos porcinos se introduzcan en áreas libres de peste porcina africana. Durante los brotes y en los países afectados, se pueden emplear las medidas sanitarias clásicas, incluida la detección temprana y la matanza humanitaria de los animales (con la eliminación adecuada de las canales y los desechos); limpieza y desinfección a fondo; controles de zonificación / compartimentación y movimiento; vigilancia e investigación epidemiológica detallada; estrictas medidas de bioseguridad en las explotaciones. Históricamente, se han informado brotes en África y partes de Europa, América del Sur y el Caribe. Desde 2007, la enfermedad se ha informado en varios países de África, Asia y Europa, tanto en cerdos domésticos como salvajes.

¿Qué es la peste porcina africana?

La peste porcina africana es una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa que afecta a cerdos domésticos y silvestres, ocasionando graves pérdidas económicas y productivas.

Es causada por un virus ADN de la familia Asfarviridae, que también infecta a las garrapatas del género Ornithodoros.

Si bien los signos de la peste porcina africana y los de la peste porcina clásica pueden ser similares, no hay relación entre los virus causantes de estas enfermedades.

La peste porcina africana es una enfermedad contemplada en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y es de declaración obligatoria.

 

Transmisión y propagación

La epidemiología de la peste porcina africana es compleja y varía en función del entorno, el tipo de sistema de producción, la presencia o ausencia de garrapatas vectores de transmisión, el comportamiento humano y la presencia o ausencia de cerdos silvestres.

Las rutas de transmisión pueden incluir:

  • contacto directo con cerdos, domésticos o silvestres, infectados
  • contacto indirecto, a través de la ingestión de material contaminado (por ejemplo, residuos de alimentos, piensos o desechos)
  • fómites contaminados o vectores biológicos (garrapatas blandas del género Ornithodoros).

 

Riesgo para la salud pública

La peste porcina africana no representa un riesgo para la salud humana.

 

Signos clínicos

La tasa de mortalidad y los signos clínicos pueden variar en función de la virulencia del virus y del tipo/especie de porcino.

La forma aguda de la enfermedad se caracteriza por fiebre elevada, depresión, anorexia y pérdida de apetito, hemorragias (enrojecimiento de la piel de las orejas, abdomen y patas), abortos en las cerdas preñadas, cianosis, vómitos, diarrea y muerte al cabo de 6-13 días (o hasta 20 días). La tasa de mortalidad puede llegar al 100%.

Las formas subagudas y crónicas de la enfermedad las causan virus moderados o menos virulentos, que producen signos clínicos menos intensos que se pueden manifestar durante periodos más prolongados. Las tasas de mortalidad son más bajas, pero pueden oscilar entre el 30 y el 70%. Los síntomas de la enfermedad crónica incluyen pérdida de peso, fiebre intermitente, problemas respiratorios, ulceraciones crónicas de la piel y artritis.

Distintos tipos de cerdos pueden tener una susceptibilidad variable frente a la infección por el virus de la peste porcina africana. Los cerdos silvestres africanos pueden estar infectados sin mostrar ningún signo clínico, lo que los transforma en reservorios.

 

Diagnóstico

Las sospechas de peste porcina africana pueden basarse en la observación de signos clínicos, pero el diagnóstico se debe confirmar mediante pruebas de laboratorio, en particular para diferenciar esta enfermedad de la peste porcina clásica. Las recomendaciones relativas a las pruebas de diagnóstico para la peste porcina africana se pueden consultar en el Manual de Pruebas de Diagnóstico y Vacunas para los Animales Terrestres de la OIE.

 

Prevención y control

En la actualidad, no existe ninguna vacuna autorizada contra la peste porcina africana.

La prevención en los países libres de la enfermedad depende de la adopción de políticas apropiadas de importación y medidas de bioseguridad, que impidan la introducción de cerdos vivos y de productos porcinos infectados en zonas libres de peste porcina africana. Esto incluye que se garantice la eliminación adecuada de los residuos de alimentos de los aviones, buques o vehículos procedentes de países afectados y la vigilancia de las importaciones ilegales de cerdos vivos o productos porcinos provenientes de países infectados.

Durante los brotes y en los países afectados, el control de la peste porcina africana puede ser difícil y deberá adaptarse a la situación epidemiológica específica.

Se pueden emplear medidas sanitarias clásicas, entre ellas la detección temprana y la matanza humanitaria de los animales (con la correspondiente eliminación de las canales y desechos); la limpieza y desinfección; la zonificación/compartimentación y el control de los desplazamientos; la vigilancia y la investigación epidemiológica detallada y las medidas estrictas de bioseguridad en las explotaciones.

Como se observó en Europa y en algunas regiones de Asia, la transmisión de la peste porcina africana parece depender en gran medida de la densidad poblacional de jabalíes y su interacción con sistemas de producción porcina con bajos niveles de bioseguridad. El conocimiento y buen manejo de la población de jabalíes, y una buena coordinación entre los Servicios Veterinarios y las autoridades de la fauna salvaje y forestales son necesarios para prevenir y controlar la peste porcina africana de manera exitosa.

Dependiendo de la situación epidemiológica, en los programas de control, deberá considerarse también la participación de la garrapata blanda como vector.

Fuente: oie.int

Para más información: info@laboratoriolitoral.com

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